“Start spreading the news

I'm leaving today

I want to be a part of it

New York, New York

These vagabond shoes

They are longing to stray

Right through the very heart of it

New York, New York

I want to wake up in a city

That never sleeps

And find I'm king of the hill

Top of the heap”

Frank Sinatra, ‘New York, New York’

Tierra de migrantes. Sí, más del 40 por ciento de la población de la gran manzana lo componen migrantes venidos de todos los rincones del mundo. Se calcula que nuestros compatriotas viviendo en la zona de Nueva York y Nueva Jersey oscilan entre los 604 mil y un millón 200 mil.

No en balde, la fiesta del 5 de mayo es una de las más importantes realizadas en esos rumbos. La influencia mexicana es tan fuerte allá que hay algunos que llaman Neza-York a una parte de Nueva York.

La Estatua de la Libertad lleva más de 100 años dando la bienvenida a todo aquel que quiera trabajar y crecer en esa —ni tan— pequeña isla. Y la comunidad mexicana afincada allá ¡vaya que es reconocida por su trabajo y su empuje! Aspiracionistas natos les llamaría la 4T…

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Ahora que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) participará en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, hablando de cómo combatir la corrupción y la desigualdad en el mundo, sería un buen momento de que pudiera darse una vuelta por la ciudad y departir con la comunidad mexicana que allá reside en distintos puntos de esa metrópoli. Máxime cuando dicha comunidad se ha organizado para realizar un “AMLOFEST” en su honor.

Raro, muy raro que aun ante el jolgorio e ilusión de los migrantes que están allá y la pachanga organizada López Obrador ya dijo que no saldrá de la sede de la ONU y no asistirá a la fiesta. Más allá de las opiniones sobre López Obrador, es una descortesía de su parte hacia el “pueblo bueno” que vive en NY no querer convivir con ellos.

Además, a él que le fascina comer en fondas y changarros, se perderá el equivalente a las “fritangas” que venden nuestros paisanos en sus food trucks. Desde el típico pretzel neoyorkino hasta unas enchiladas inimaginables. Ya ni le sugiero ir al restaurante “Cosme” del aclamado y reconocido Chef Enrique Olvera, pues sería tachado de fifí… Lástima, Olvera es el mejor embajador de nuestra comida allende del río Bravo.

Pero dejando la gastronomía mexicana-neoyorquina aparte, López Obrador claramente desdeña a los migrantes que allá habitan. ¡Mas no se trate de las remesas que ellos envían porque entonces ahí sí las presume en sus mañaneras como si fuesen logros propios! Este año se espera que el dinero enviado a nuestro país por los mexicanos que viven en los Estados Unidos sea del orden de los 50 mil millones de dólares. Ni por eso quiere AMLO convivir con ellos…

¿Por qué López Obrador no quiere abandonar el edificio de la ONU? Bien podría presidir la reunión del Consejo de Seguridad, reunirse con el secretario general Antonio Guterres y luego ir con los migrantes. Mandarles un video es menospreciarlos.

Y que no ose decir que es porque cuida la investidura presidencial. Después de los panes que le ponen en la cabeza o bajarse de su Suburban para ir a saludar a la mamá del “Chapo” que circula en otro vehículo igual, bailar o comer un taco con quienes tuvieron que abandonar su hogar para buscarse una mejor vida sería lo de menos.

Probablemente en su participación en las Naciones Unidas dirá que se debe combatir la corrupción y la desigualdad en el mundo, lo cual es cierto, pero dar como ejemplo lo que se ha hecho en México sería vergonzoso.

Sus tres años de su gobierno han logrado que México esté entre los cinco países más corruptos (¡le gana a EPN en ese rubro!) y ha incrementado el número de pobres por unos cuantos nada despreciables millones de mexicanos.

Ojalá que no insista en venderles a los participantes el programa ‘Sembrando Muerte” y las miles de hectáreas deforestadas gracias al mismo.

Roguemos no se le ocurra emular a Hugo Chávez en tribuna o hablarle al mundo sobre paz, ya que en su sexenio van más de 100 mil mexicanos muertos por violencia o del sistema de salud con ínfulas de Dinamarca, el cual se parece más a la realidad etíope.

Esperemos tampoco hable de Benito Mussolini, ni vuelva a pronunciar la frase aquella atribuidla a Porfirio Díaz.

Que no vaya a insistir en que España nos pida perdón. Y, entrados en gastos, que alguien le diga que México no tiene más de 10 millones de años.

Esperemos no vaya a echarle porras a Trump, ni que se le ocurra decir que Spiderman es una mala influencia porque sale en algún videojuego de consola.

Que no diga nada en contra de los periodistas, pues allá sí se toma muy en serio lo de la libertad de expresión. ¡Corchos!

Qué bueno que el presidente de México va a la ONU y hable ante el Consejo de Seguridad; solo deseamos (pedimos lo imposible): que no la riegue, que no diga mentiras y falsedades, que no hable mal de ningún otro país o persona. Ojalá los migrantes que allá viven no resientan su desdén y su desprecio; tampoco vergüenza.

Son tantas las maneras probadas en que puede meter la pata, que ya no se sabe si es peor ‘el perro oso’ que significa para México que el presidente de México decida ser parte (be part of it, dixit) del concierto internacional o que haga la grosería de quedarse en casa.

Verónica Malo el Twitter: @maloguzmanvero