“En la frente de aquellos que se hallan rodeados de un lujo insensato, puede leerse que la fortuna vende lo que creemos que otorga libremente.”

JEAN DE LA FONTAINE

“¿Los están exhibiendo en sus viajes para enseñarles quien manda, o se están exhibiendo para hacer enojar a quien manda?”

VERO @Funesta

Para Gerardo Fernández Noroña pagar siete pesitos en una gasolinera para ir al baño es caro, pero un viaje a Japón es de lo más normal. Ya no digamos hospedarse en uno de los hoteles más costosos y elegantes de Tokio. Y no, que no me salga con que todo es cuestión de enfoque...

Hablo del mismísimo senador que sacó su “Estrella Noroñil” para promover restaurantes en sus giras de trabajo y que ahora nos sale con esta batea de babas: “¿quién decide si algo es lujoso?”. Él no considera a “The Okura” en Tokio como un lujo, pero de acuerdo a las listas de reconocidas instituciones hoteleras y que califican la hostelería, el hotel en cuestión es de cinco estrellas y de alta gama.

Lujosa o no la ciudad, tan solo el boleto (el menos caro) ida y vuelta a Japón, partiendo de la CDMX, ronda los 30 mil pesos; el vuelo en clase ejecutiva puede llegar a costar los 280 mil pesos. Así que ya saben: mañana mismo iremos todos los mexicanos a rentar un hotelito en Ginza para desconectarnos de la lucha obrera...

Sí, la mística de la austeridad franciscana de la Cuarta Transformación alcanza nuevos niveles. Y para alcanzarlos, aquí les dejo algunas realidades que podrían imponer como mantras:

No importa el destino mientras se viaje con el corazón austero (y la cartera bien llena). Así los cuatroteístas podrán viajar a destinos de millonarios, comprar ropa de marca, hospedarse en alguno de los ‘Leading Hotels of the World” o pasarla bien en restaurantes, clubes exclusivos, todo con el propósito de ver dónde ‘cae’ la lucha de clases ese fin de semana…

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La austeridad franciscana tiene su versión Rolex. ¡Claro que sí! ¿Olvidan que tanto Fidel Castro como el Che Guevara usaban un reloj de esa marca?

Y en ese sentido, ¿por qué decir que se trata de un Rolex dorado y asegurar que es “pirata de Tepito”? No lo duden, la verdadera transformación empieza cuando dejas de distinguir entre oro sólido y baño de oro, pero que no deje de ser un Rolex auténtico, eso sí. Porque al final, un Rolex, no es un reloj de lujo, es un instrumento de tiempo socialista. (El Rolex menos caro ronda los 5,500 USD y es de acero). Y lo pueden obsequiar los niños de cualquier escuela primaria pública de la República, como se lo regalaron al alcalde 4t de Tolimán Querétaro, Alejo Sánchez.

No es mansión, es centro de desintoxicación del clasismo. Así, la “casa gris” no es símbolo de corrupción, es un lugar para meditar sobre los efectos del neoliberalismo desde una tina de hidromasaje. Lo mismo la casa de Rocío Nahle en el exclusivo fraccionamiento “El Dorado” en Boca del Río, casa que cuenta con piscina y muelle.

Las camionetas blindadas sirven para proteger la esperanza. Sí, los funcionarios de Morena y la 4t critican los privilegios mientras viajan —todos los días y a cualquier hora— en Suburbans blindadas con chofer y escolta.

Y ese blindaje no es aislamiento ideológico. Hay que tener cuidado, pues el pueblo bueno es peligroso cuando no entiende a la Transformación y por ello los del régimen no les queda más remedio que ir cuidados y de preferencia en asientos de piel.

No es ostentación, es folclor institucionalizado. Hablamos de las bodas fastuosas con licencia del pueblo bueno y sabio. Si una diputada se casa con una boda de lujo en el Centro Histórico, pero como bailan “el son de la Negra”, la boda ya es popular. O tomar un “shot” en uno de los bares más exclusivos de Santander, porque así se toman en México y hay que enseñar a los españoles…

No es un banquete, es networking de izquierda. Sí, como aquel desayuno ejecutivo de 14 mil pesos. Mario Delgado y compañía tienen gustos simples, sus desayunos con empresarios que cuestan más que el salario mensual de muchos mexicanos. Seguramente es lo mismo si desayunas en “Flor y nata” (Madrid, Ricardo Monreal) o si en Japón pides una humilde sopa ramen en la calle…

No es alta cocina, es nutrición ideológica. Porque cenar por el bien del pueblo en restaurantes como Pujol o Quintonil no es un lujo. Lo que ocurre es que el pueblo requiere representantes con el paladar educado.

No son hoteles caros, son trincheras de lucha con alberca. Por supuesto, cuando los morenistas se quedan en hoteles 5 estrellas durante sus giras, lo hacen en pro de la transformación del país. Con tarifas negociadas “en nombre del pueblo”. Lo mismo el hacer reuniones en un yate de Acapulco. Algún funcionario de alto perfil de la 4t lo hizo, pero no era recreación, se trató de “una asamblea flotante de base para fortalecer el proyecto de nación”…

No es turismo político, es pedagogía revolucionaria a cuerpo de rey. Así, los viajes internacionales para emular las mejores prácticas y aprender de otros procesos no son “turismo político”; permiten a las delegaciones de la 4t visitar países como Suiza, España o Cuba, con el afán de intercambiar experiencias. Sí, porque para saber cómo se vive en la pobreza, hay que conocer primero, con lujo de detalles, cómo es un spa en Ginebra.

No es contradicción, es exotismo de la clase obrera ilustrada. Viajar a Tokio no es un lujo. Es lujoso vacacionar en Ecatepec sin agua ni luz, o ir a Culiacán y ver pasar —ojalá no sentirlas— las ráfagas de las ametralladoras. Por eso es que esta segunda experiencia solo se la dejan al pueblo sabio.

No es vivir entre/como ricos, es infiltración revolucionaria. Apartamentos en zonas exclusivas para vivir cerca del pueblo. Que varios morenistas habiten en departamentos de lujo en Polanco o Santa Fe es porque, claro, así pueden espiar mejor a los neoliberales, desde la zona cero.

Si no brilla como el pueblo, no sirve. La ropa puede ser de marca, carísima, es más pueden ser guayaberas de lino, de fabricación italiana, hilada a mano de una manera única, pero usarla con ‘austeridad republicana’. Así aunque sea Gucci o Prada, será gala guinda (¿verdad, Andy?).

No es hipocresía, es diplomacia selectiva. El asistir a conferencias en el extranjero todo pagado (menos la dignidad), que versen sobre derechos humanos, libertad de expresión; mientras en casa censuran, acusan y desacreditan a medios críticos, es correcto. Se debe conocer lo que se combate.

No es evento de élite, es estética insurgente. Sea un “humilde” homenaje a un delincuente como Naasón Joaquín García en Bellas Artes. O la ceremonia de entrega de la medalla Belisario Domínguez en el Senado (la cual tuvo más pompa que una gala del INE en tiempos de Calderón). El chiste es ir todos de guinda y correar: hubo “austeridad ceremonial”.

No es enriquecimiento, es solidaridad patrimonial. Ayudemos a los hijos de los funcionarios, permitiéndoles un regalo millonario. Los ‘camaradas’ podrán recibir terrenos, relojes, departamentos. Eso no será corrupción, tan solo es amor entre los compañeros de lucha.

Herramienta de trabajo. Los traslados en helicópteros se justifican por la apretada agenda. “¿Cómo va a llegar la Transformación si el líder no llega a tiempo a desayunar?” Por algo parecido corrió López Obrador a su secretaria de Medio Ambiente. Pero aquí los que no dicen nunca llegarían a tiempo son Pedro Haces y Ricardo Monreal. Y no pasa nada; el helicóptero se llamará “pegaso obrero”.

No es coche de lujo, es transporte ecológico de élite consciente. Sí, cuando vean que nuestros sufridos funcionarios tienen un automóvil de lujo, es que han sido adquiridos por herencia ideológica. El que manejen BMW, AUDI, Tesla o hasta uno que otro Lamborghini, es que los compraron antes de entrar al servicio público. Porque todos sabemos que la revolución empieza en automático.

No es vanidad, es empoderamiento de 4K (en euros). Pensemos en una gobernadora del sureste mexicano. Los tatuajes, manicuras y cirugías tienen causa. Embelesar al pueblo. Así, algunas funcionarias de Morena combinan discursos feministas con cirugías estéticas, bótox y todo, porque sí, la revolución también se ve en el espejo.

Giro de la Perinola

(1) El teppanyaki se inventó en “The Okura” en 1964, cuando las olimpiadas tuvieron lugar en Japón. La idea era integrar la comida japonesa con un espectáculo que rememorara las artes marciales. Un show a todo lujo.

(2) Rocío Nahle no entiende que no entiende. No importa si la maestra murió de un infarto o de un balazo. La maestra Irma Hernández fue secuestrada, amedrentada, vejada y, sí, está muerta debido a la Mafia Veracruzana. Y le digo en su cara: no son miserables quienes comunican lo que sucedió. Son miserables los que, como ella, no hacen lo suficiente por parar los asesinatos.