‘De todo como en botica’, hay entre las mujeres que están más cerca del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; diferentes perfiles; diferentes estilos; diferentes personalidades; diferentes preparaciones académicas; diferentes trayectorias; y todas ellas con diferentes encargos en el tablero de ajedrez del inquilino de Palacio Nacional, pero teniendo un común denominador, su inquebrantable lealtad hacia quien es el impulsor de la Cuarta Transformación, aun cuando ello les signifique asumir roles diversos, traicionar sus principios, incurrir en delitos, y/o pisotear la Carta Magna. Sus nombres: Delfina Gómez; Rosario Piedra Ibarra; Claudia Sheinbaum; Rocío Nahle; Yasmín Esquivel; Layda Sansores; Olga Sánchez Cordero; Beatriz Gutiérrez Müller; Rosa Icela Rodríguez; y Luisa María Alcalde.
La lucha de las mujeres por sus derechos humanos, por la igualdad y la equidad de género, por ocupar espacios antes reservados exclusivamente al sexo masculino ha sido ardua y les ha llevado décadas, les ha significado intensos debates, enfrentamientos, marchas y manifestaciones. Por tal razón cada espacio conseguido en un lugar donde anteriormente solo se sentaba un varón, y cada conquista laboral o de derechos son logros dignos de un completo reconocimiento.
El asunto es que esas conquistas y esos logros se caen a pedazos cuando son ocupados por mujeres que denigran y desprestigian lo que tanto esfuerzo costó ganar. Y no nos confundamos, esta no es una opinión misógina ni de violencia política o de género, como se suelen escudar algunas mujeres cuando se les señala un mal desempeño. Se trata de poner de manifiesto la necesidad de que las cuotas de género se cumplan con los perfiles idóneos no con la esposa del amigo, de la novia, de la ex, de las hijas de las amigas, de los compromisos con los compañeros, de las amigas y compañeras de partido, porque entonces las conquistas de esa ardua lucha se van al caño.
Aquí el sustento de lo dicho:
Rosario Piedra, titular de la CNDH: Su misión se ha caracterizado por la opacidad, por ignorar las causas que debiera defender, por estar del lado del poder y por guardar silencio ante las injusticias por las que debiera alzar la voz. Su oficina calló ante la negligencia de salud que derivó en casi un millón de muertes por COVID; también lo hizo frente al desabasto de medicinas que igualmente ha dejado muchos muertos, entre ellos alrededor de 2 mil niños a quienes les fueron cortados sus tratamientos de quimioterapias; los desaparecidos, la violencia, los feminicidios, las arbitrariedades, los abusos, las muertes de periodistas, nada ha hecho que la mujer levante un solo dedo para salir en defensa de las víctimas.
Rocío Nahle, Secretaria de Energía: Su ineptitud ha ido en detrimento de las arcas del Gobierno mexicano en lo que respecta a la edificación de la refinería de Dos Bocas, sin menoscabo de que utilizó un montaje para inaugurar una obra que no se ha terminado de construir y que tiene un sobreprecio de al menos mil millones de pesos. También se le señala de beneficiar con contratos millonarios a su compadre.
Delfina Gómez, ex Secretaria de Educación: A la hoy “flamante” candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la encontró culpable de retener durante tres años el 10 por cierto de su sueldo a trabajadores del municipio de Texcoco siendo ella la presidenta municipal.
Claudia Sheinbaum, Jefa del Gobierno de la CDMX: Es señalada de negligente por los constantes y no menos graves accidentes registrados en el servicio del Metro. Se le acusa de presuntamente desviar recursos destinados al mantenimiento para favorecer su campaña presidencial y placearse por todo el país incurriendo además en actos anticipados a los tiempos electorales.
Layda Sansores, Gobernadora de Campeche: La polémica funcionaria se ha dado gusto violentando las leyes en su afán -y parece encomienda- de atacar por todos los medios a su predecesor, Alejandro Moreno. A pesar de que se le han impuesto medidas cautelares, no ha cejado en ventilar audios obtenidos de manera ilícita, en lo que según el ofendido, quien es dirigente nacional del PRI, se trata de una persecución política orquestada por el presidente López Obrador.
Olga Sánchez Cordero, Senadora: A la distinguida ex Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quien durante 20 años desempeñó el cargo, le bastó sumarse al Gobierno de la Cuarta Transformación para pasar de ser la respetada Ministra a ser conocida como “El florero”, al ocupar primero el cargo de Secretaria de Gobernación y luego como Senadora de la República, desde donde con base en sus acciones y decisiones ha terminado por pisotear su prestigio olvidándose además de sus valores y faltando a las leyes que tan celosamente durante décadas defendió.
Yasmín Esquivel, Ministra de la SCJN: “La Ministra plagiaría”, como ya se le conoce, en su momento fue propuesta para el cargo que desempeña por AMLO, gracias a la amistad de su esposo con el propio presidente. Semanas atrás estuvo cerca de convertirse en presidenta de la Corte pero su esfuerzo fue en vano luego de que se ventilara que plagió su tesis de licenciatura. Lo peor fue que en su defensa mintió, falseó información, y acusó falsamente al verdadero autor de la tesis, dejando al descubierto su falta de probidad, honorabilidad, integridad, honradez, rectitud y moralidad.
Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente: Desde el momento que declinó la responsabilidad de asumirse como Primera Dama, se le ubica como “La no Primera Dama”, y de ahí que se le cuestione cada vez que viaja al extranjero para ejercer dicho papel. Se le ha criticado también por sus constantes faltas en ceremonias y eventos protocolares. Pero más allá de sus desfigures, quizá lo que los mexicanos no le perdonan es su falta de sensibilidad, como cuando un usuario de Twitter le cuestionó si podría reunirse con los padres de niños con Cáncer y contestó: “No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”, fueron sus palabras.
Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad: Fue llamada de improviso a ocupar la vacante como titular de una Secretaría, -en teoría la de mayor importancia- sin tener el perfil adecuado y pareciere no se ha enterado de sus responsabilidades; además que todo lo relativo a lo que debería estar bajo su responsabilidad lo hacen las fuerzas armadas.
Luisa María Alcalde, Secretaria del Trabajo: Desempeña el cargo sin contar realmente con experiencia y capacidad profesional para estar al frente de una secretaría que debería ser un motor para la reactivación económica y para fortalecer la capacidad para la vida digna de millones de mexicanos y no ha logrado siquiera entender cuál es su rol.
Insisto, los señalamientos aquí expresados no son por ser mujeres sino por su ineptitud en algunos casos, por sus vergonzantes desempeños y por su lealtad al presidente traicionando a los mexicanos.
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