Una vez más, México le dio la espalda a Ucrania. Esta vez, rechazó firmar un documento por la paz que reclama el regreso de los niños deportados a Rusia, seguridad nuclear y de tránsito marítimo. 80 naciones lo suscribieron, incluidos los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Argentina, Chile y Ecuador. Pero México, como lo ha venido haciendo bajo la égida del actual gobierno, decidió colocarse del lado oscuro, es decir, al nivel de Brasil, India, Sudáfrica, Emiratos Árabes, y Libia, ni más ni menos.
Vergonzosa y deplorable por donde se le vea, es la postura asumida por nuestro país, que ya en otras ocasiones había optado por negar beneficios a Ucrania y jugar en el equipo del dictador ruso Vladimir Putin.
Al término de una importante cumbre diplomática de dos días celebrada en Suiza, la cual reunió a decenas de países que buscan una solución al conflicto bélico que se ha prolongado por más de dos años a partir de la agresión rusa a Ucrania, la gran mayoría de los países respaldó un llamamiento para el pleno intercambio de soldados capturados y la devolución de los niños ucranianos deportados.
Pero fueron tres los temas en torno a los cuales giró el acuerdo que México rechazó suscribir; respeto a la integridad territorial, el fin de la amenaza nuclear y el retorno de los niños ucranianos.
En el tema nuclear, los líderes señalan que cualquier uso de la energía nuclear debe ser seguro y tener en cuenta consideraciones medioambientales, y que cualquier amenaza de uso de armas nucleares es absolutamente inadmisible.
Los países también pidieron que Ucrania tuviera “pleno control soberano” sobre la central nuclear de Zaporizhzhia. Situada en el sur de Ucrania, la instalación es el mayor emplazamiento de energía nuclear de Europa y ha estado controlada por las fuerzas rusas desde principios de la guerra.
El otro gran tema abordado en la declaración es el de la seguridad alimentaria, dependiente de una producción y suministro ininterrumpido de productos, para lo cual es fundamental garantizar la seguridad de la navegación comercial en el Mar Negro, así como el acceso a sus puertos y a los del Mar de Azov.
“La seguridad alimentaria no debe convertirse en un arma de ningún tipo”, afirmaba la declaración, añadiendo que el acceso a los puertos de los mares Negro y de Azov era “crítico” para el suministro mundial de alimentos.
El tercer y último punto de la declaración es de alcance humanitario y comprende un llamamiento a la liberación de todos los prisioneros de guerra a través de una operación de intercambio completo entre los que están en manos de Rusia y Ucrania, respectivamente.
En este mismo punto se añade que se debe permitir el retorno de los niños y todos los civiles ucranianos que estén ilegalmente retenidos.
Kiev acusa a Rusia de secuestrar a casi 20,000 niños de las zonas del este y el sur del país que sus fuerzas tomaron bajo su control.
En torno a estos tres temas giraron los tres grupos de trabajo que se desarrollaron durante la cumbre con la participación de los dirigentes políticos y miembros de delegaciones.
La secretaria de relaciones exteriores, Alicia Bárcena Ibarra, fue quien tuvo la representación mexicana. En su intervención durante la cumbre, pidió a Rusia y Ucrania buscar una solución pacífica al conflicto desatado a finales de febrero de 2022.
La canciller, comentó que se han presentado varias iniciativas de paz y que ninguna parece haber reunido el apoyo internacional universal necesario para tener éxito.
“Por el contrario, asistimos a una escalada y a un mayor despliegue de armamento y equipo militar a costa del sufrimiento de la población civil, en particular de mujeres y niños”, condenó Bárcena Ibarra.
“México ha llamado reiteradamente a resolver el conflicto ruso-ucraniano mediante la negociación, la mediación, el diálogo y la diplomacia y menos armamentismo”, anotó.
La funcionaria manifestó que es imperativo dedicar esfuerzos diplomáticos para que Rusia sea incluida en esta discusión. Asimismo, que se deben poner en el proceso de paz, bajo el paraguas de las Naciones Unidas.
Como tercer lugar, considerar acuerdos y medidas negociadas graduales para generar confianza y por último, que México sigue de cerca el trabajo de la Corte Penal Internacional, encargada de investigar los ataques rusos a la infraestructura energética ucraniana.
Pero ante la negativa de México a firmar el acuerdo, las críticas para nuestro ya comenzaron a surgir.
Arturo McFields Yescas, periodista exiliado, ex embajador de Nicaragua en la OEA y ex miembro del Cuerpo de Paz de Noruega, lanzó fuertes reproches al gobierno mexicano.
En su columna de opinión titulada “Brasil y México le dicen no a la paz y sí a Putin”, escribió:
“La invasión rusa a Ucrania ha sido violatoria a la soberanía y al derecho internacional. Según la Corte Penal se han cometido crímenes de lesa humanidad. Eso le importa poco a México y Brasil. AMLO y Lula cerraron filas en apoyo total al agresor y dijeron no a la paz”.
“Doce países respaldaron tácitamente la invasión de Putin. México, Brasil, India, Sudáfrica, Emiratos Árabes, Libia y otros estados no firmaron el documento suscrito por 80 naciones democráticas. La lealtad con Putin se impuso en el llamado sur global.
AMLO no fue a la cumbre y no apoyó la declaración por la paz. Envalentonado por los recientes resultados electorales, México se negó a firmar la resolución en favor de los niños ucranianos, el tránsito marítimo y el fin de la amenaza nuclear. Lamentable pero predecible”.
“Lula ratifica su respaldo a Rusia y su desprecio por Ucrania e Israel. El presidente Lula no fue a la Cumbre por la Paz pero su gobierno cerró filas en favor de Putin. La democracia más grande de América Latina abrazó la narrativa sangrienta de la Federación Rusa.
Lula tiene un récord extraordinario de corrupción, defensa de dictadores y criminales de lesa humanidad. Ha aplaudido a Daniel Ortega en Nicaragua, ha respaldado a Maduro en Venezuela y ha financiado la esclavitud moderna de los médicos de Cuba, la dictadura con 65 años en el poder.
México y Brasil representan teóricamente a las dos democracias más importantes de América Latina, su inclinación por las tiranías globales es grave, dolosa y peligrosa. Han preferido llenarse las manos de sangre defendiendo a Putin y su amenaza latente ante un conflicto nuclear sin precedentes. Afortunadamente 80 democracias mundiales rechazaron su planteamiento.
México y Brasil lucieron atomizados, pequeños, pusilánimes ante un desafío grande y extraordinario en favor de la paz mundial y de toda la humanidad”.
Poco qué agregar después de las palabras del ex embajador, a quien no le falta razón en cada una de sus apreciaciones.
Lamentablemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador, nos ha colocado en el pelotón de los violentos, los agresores, los belicosos, y los desadaptados.
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