“Hay una solución fácil para todo problema humano: clara, plausible y… equivocada.”

HENRY LOUIS MENCKEN

“Presidente electo @realDonaldTrump. Tengo una solución más rápida, más barata y más efectiva que los aranceles.

Simplemente cancelen las visas de los funcionarios del gobierno mexicano y sus familias hasta que resuelvan los problemas de migración y tráfico de fentanilo.

En menos de 30 días, se resolverá el asunto.

Sin costo para los Estados Unidos, sin daño para los estadounidenses y completamente gratis.

Ah, y una cosa más: impongan un impuesto especial sobre todas sus propiedades en los Estados Unidos.

Si están ocultas bajo el nombre de una empresa, denles 60 días para revelar la propiedad. Si no lo hacen, esas propiedades ya no se podrán usar.”

MACCIUDADANO

La amenaza naranja está feliz. Hace una declaración y el peso se deprecia, Justin Trudeau le habla en infinitum, los chinos responden, diversas industrias en el mundo se tambalean y Claudia Sheinbaum le manda… una carta.

Trump anunció (yet again) que el 20 de enero, tan pronto sea jurado como presidente de los Estados Unidos, firmará los documentos necesarios para cobrar aranceles del 25% a todos los productos de México y Canadá que entren a su país. Alegó que los aranceles se mantendrán hasta que estas dos naciones tomen medidas “drásticas” contra las drogas —en especial el fentanilo— y contra los migrantes ilegales. (Nótese, entonces, que el mensaje va dirigido exclusivamente a nuestro país e, indirectamente, a China. Trump aparenta echarle carrilla a su vecinos del norte para no ser tan obvio que va contra México). No en balde, por lo mismo, autoridades de las provincias canadienses sugieren un nuevo acuerdo comercial excluyendo a México. No en balde, también, Trudeau se le adelanta a Claudia entablando una conversación directa con Trump y este atendiendo de inmediato.

En nuestro país, en cambio, nos debatimos entre los que señalan que el T-MEC no permite los aranceles (cosa que le tendría sin cuidado al magnate),los que lo consideran pura pantalla, los que señalan que las amenazas de este señor siempre las cumple y alguno que otro no tan despistado que hace ver que el juego del futuro presidente de los Estados Unidos es como el de su programa de TV “El aprendiz”; en otras palabras, ‘medirle el agua a los camotes’. Ver qué tanto “los participantes” cumplen o no sus caprichos.

La respuesta de la presidenta Sheinbaum, con depreciación del peso de por medio, fue una epístola. Diría que se puso ‘en modo Ildefonso Guajardo’, si no fuera porque el secretario de Economía con Peña Nieto renegoció el tratado comercial en persona y no vía una misiva (en septiembre de 2018, ya con un Legislativo mayoritario de la 4t, se aprobó el nuevo T-MEC)… Lo que sí es cierto es que desde entonces los senadores de Morena no leen; nadie reparó lo que estipulaba el capítulo en materia laboral

Pero volviendo al punto, Guajardo también le contestó así al anaranjado personaje; con una contra amenaza de aranceles.

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¿En esta ocasión le quedaba de otra a Claudia? ¿Funcionará la carta? Lo dudo, si bien, al final del día, cuando algo ya ha servido, lo adecuado es probar haciendo lo mismo...

En ese orden de ideas, ¿sería bueno volver a mandar a Ebrard (acompañado ahora del canciller De la Fuente) y probar qué tan rápido se doblan…?

Pero sin caer en el juego de que si se pliega o no se pliega nuestra primer mandataria, quiero subrayar que la reforma al Poder Judicial (siendo la 4t causante exclusiva de ello), la migración desbordada (el régimen se congratula por el alza en las remesas), la producción y comercialización de fentanilo (no pocas veces negado y subestimado por el morenismo), el erosionado Estado de derecho, la ausencia de certeza jurídica, la inseguridad y el insignificante crecimiento económico (acompañado ahora por la reducción en la calificación crédito-país) son en conjunto una bomba que sin duda debilita a México ante las amenazas de Trump.

Amenazas que en mi opinión no se tratan de meras balandronadas pues, a diferencia de hace seis años, el poder que hoy tiene Trump es mucho mayor. Antes había muchos contrapesos institucionales que ahora el de Queens ya no enfrenta. Además, sabemos que este individuo no escucha razones (a menos que sea para incrementar sus bolsillos), por lo que no le detendrá el que los aranceles afecten a los propios estadounidenses.

El anuncio hecho tiene otros —negativos— impactos. Como es la declaración de China en el sentido de que está dispuesta a mantener cooperación con México… o el que caiga el precio de las acciones de las automotrices en el mundo (en su mayoría estadounidenses). Los chinos no son tontos, esa es la posición que les conviene jugar con los mexicanos. Tonto es el senador por Morena, Óscar Cantón Zetina, asegurando que México podría considerar a China como socio comercial en lugar de a Estados Unidos. ¿Quién nos compraría entonces nuestros productos? China de seguro no.

‘Paren el contrabando de drogas y paren a los migrantes para terminar con los aranceles’ es el mensaje que envía Trump; el comercio con China es secundario. ¿Se entiende? De otra forma, carta o no carta, reforma judicial o no, Claudia no logrará nada ni inmolándose ni hablándole a su público diciendo que nuestras familias son mejores porque en México casi no se consume fentanilo o que tenemos más y mejor cultura.

Urgen estrategias efectivas por parte de Economía y Relaciones Exteriores. Ambas dependencias tendría que tener fresco que Trump es un López Obrador en potencia (lo que obviamente me preocupa mucho por México, pero que deja de ser irónico que “le dé” a Claudia Sheinbaum y a su 4t una sopa de su propio chocolate).

Giro de la perinola

Respondámonos una cosa: si las exportaciones de México a Estados Unidos representan casi el 70% del total y solo el 15% de las exportaciones estadounidenses tienen como destino México, ¿qué amenaza pesa más?

Fe de erratas

En mi columna del 22 de noviembre, “Universidades… gansito”, cometí dos errores numéricos (lo cual no quita lo abismal del despropósito que expuse). El primero en un factor de 100, por cuanto al costo por alumno de la UNAM; el segundo, por alumno en las Universidades del Bienestar, en un factor de 10.